Kwibuka signifca recordar. Conmemoraba así el Arsenal los 30 años del genocidio contra la etnia de los tutsi en Rwanda. Un terrible período de 100 días después de cuatro años de guerra civil, en la que se asesinaron, a machetazos, a más de 800.000 personas.
No puedo dejar de recomendar el podcast que han hecho “los de los mapas” del orden mundial sobre este genocidio, donde explican a la perfección el origen del conflicto y cómo llega Rwanda a ser hoy, uno de los países más seguros del continente africano.
Treinta años después de este espantoso suceso, Rwanda se encuentra literalmente en la manga de equipos de renombre como el Arsenal, mediante un órgano dependiente del gobierno que promueve el turismo de lujo en el país, el lema reza “VISIT RWANDA”, lema que también hemos podido ver tanto en el estadio como en las equipaciones de calentamiento del Paris Saint Germain.

Este país centroafricano, liderado por el presidente de la etnia Tutsi, Paul Kagame, ha experimentado una notable recuperación tras el genocidio, convirtiéndose en uno de los países más seguros de África y adquiriendo un peso político significativo a pesar de su pequeño tamaño. Especialmente para inversiones extranjeras y turismo de lujo. Otro cantar sería la realidad que viven día a día su población, que sigue viviendo principalmente de la minería y la ganadería, aunque con un importante sector servicios en auge.

La relación entre Rwanda y el Arsenal, sin embargo, no está exenta de controversias. Kagame, un ferviente seguidor del club, ha comprometido cerca de 70 millones de libras en un período de patrocinio de siete años que comenzó en 2018. Esta suma contrasta drásticamente con la realidad económica de Rwanda, donde el ingreso promedio mensual apenas supera las 90 libras. A pesar de las críticas sobre la naturaleza autoritaria del liderazgo de Kagame y los problemas de derechos humanos en el país, la alianza continúa. Recientemente el jugador Justin Timber ha estado en el país de los grandes lagos, pero ya en el pasado han llegado a estar importantes jugadores de los equipos masculino y femenino de los gunners, así como la leyenda Sol Campbell o el también ex-jugador y actual Director Deportivo Edu junto a su familia pasando unos días por los grandes lagos y promocionando el país en el canal de YouTube del club.

Sin embargo, la imagen de Rwanda como destino turístico sigue siendo un reto. Aunque se ha invertido en lujosos resorts, el país sigue siendo principalmente accesible para turistas adinerados, mientras que la mayoría de la población vive con recursos limitados. La asociación del Arsenal con Rwanda se ha vuelto más controvertida a medida que aumenta la conciencia sobre las cuestiones de derechos humanos en el país, especialmente después del acuerdo de asilo de Reino Unido con Rwanda.

Para algunos críticos, la asociación del Arsenal y otros equipos de fútbol con Rwanda puede interpretarse como un intento de “sportwashing”, una estrategia para mejorar la imagen de un país con un oscuro pasado y problemas actuales de derechos humanos. Organizaciones como las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han señalado estas preocupaciones, planteando preguntas sobre la ética de estas alianzas en el mundo del deporte, pero parece que mientras Rwanda sea un país con un boyante crecimiento económico, el negocio del fútbol no va a ser ajeno a la oportunidad de sacar tajada.